La relación diplomática entre Panamá y Nicaragua atraviesa un momento de tensión. El gobierno panameño ha decidido llamar a consultas a su embajador en Managua, en respuesta a las recientes actividades políticas del expresidente Ricardo Martinelli, quien se encuentra asilado en Nicaragua.
Martinelli, quien gobernó Panamá entre 2009 y 2014, ha sido una figura controvertida en la política centroamericana. A pesar de su condición de asilado, ha mantenido una presencia activa en la política nicaragüense, lo que ha generado preocupación en el gobierno de Panamá. La decisión de llamar a consultas al embajador no es una medida común en las relaciones internacionales y refleja la seriedad con la que Panamá está abordando esta situación.
El gobierno panameño, sin mencionar explícitamente a Martinelli, ha expresado su inquietud por las actividades que podrían afectar la imagen del país y las relaciones bilaterales. La diplomacia panameña, en un gesto de firmeza y cautela, busca reevaluar su posición y estrategia frente a los acontecimientos recientes.
Este movimiento diplomático subraya la importancia que Panamá otorga a la conducta de sus ciudadanos en el extranjero, especialmente cuando estos tienen un perfil político elevado. La situación de Martinelli en Nicaragua sigue siendo un punto delicado en la agenda bilateral, y Panamá parece decidido a manejarlo con prudencia y determinación.
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